Suena el despertador. Es hora de levantarse!! Aunque no madrugamos tanto como el día anterior para ir al Vaticano (día 2), nuestra idea es llegar a las 8.30 al Coliseo para tener la menor fila posible. Y es que el tiempo apremia. Durante este tercer día queremos visitar toda la Roma más antigua (Coliseo, Palatino y Foro Romano) y algunas bonitas plazas que todavía tenemos pendientes.
Llegamos al Coliseo cerca de las 9. Llevábamos ya las entradas compradas por la pagina web para ahorrarnos la fila, pero nuestra sorpresa fue cuando al llegar no había nada de fila! Como esto no suele ser lo normal, nuestra recomendación es que seáis prevenidos y llevéis ya las entradas compradas. Os dejamos el enlace donde podréis hacerlo: comprar entradas online. Os cobrarán un suplemento de 2 euros por persona, y la entrada será válida para el Coliseo, el Palatino y el Foro Romano.
El día anterior ya nos había sorprendido su exterior tan enorme y majestuoso y como ya imaginábamos, su interior tampoco nos iba a defraudar. El Coliseo, originariamente conocido como Anfiteatro Flavio fue inaugurado en el año 80, con un aforo de 50.000 espectadores. En este lugar era donde los gladiadores se batían en combate mortal y los prisioneros se enfrentaban a las fieras ante un público sediento de sangre.
Para quién lo desee, se ofrecen también visitas guiadas por el hipogeo. Nosotros tenemos aún mucho que ver, así que decidimos no hacer esta visita.
Después de pasear por el Coliseo y ver su interior desde todos los ángulos posibles, seguimos nuestra ruta. Para ello no nos hace falta irnos muy lejos ya que al oeste del Coliseo encontramos el Arco de Constantino, el cual fue construido en el año 312.
Muy cerca a este punto, encontraréis la entrada al Monte Palatino. Al estar cerca del Foro Romano, albergaba el barrio más exclusivo de la Antigua Roma. Además, según la leyenda, fue en este lugar donde Rómulo fundó Roma en el 753 a.C.
En el Monte Palatino, encontraréis un acceso directo para llegar al Foro Romano, señalizado por indicaciones. En el Foro Romano, encontramos un gran conjunto de templos, soberbias basílicas y vibrantes espacios públicos. Es tan grande y hay tantas cosas para ver, que os explicaremos todo en detalle en un post especial sobre el Foro Romano.
Para visitar tanto el Monte Palatino como el Foro Romano, os recomendamos llevar alguna guía. Y es que, en caso contrario, solo veréis unas ruinas mal etiquetadas que más que otra cosa os confundirán.
Salimos por el otro extremo del Foro Romano y llegamos a una de las plazas más bonitas de Roma, la plaza del Campidoglio. Diseñada por Miguel Ángel en 1538, esta plaza se encuentra rodeada de majestuosos palacios.
A destacar, el palacio Nuovo y dei Conservatori ya que alberga los Museos Capitolinos con una de las mejores colecciones de Italia de escultura clásica. Si decidís entrar, en su interior encontraréis obras como la Lupa Capitolina y Galata Morente. La Lupa Capitolina es la escultura de la loba amamantando a Romulo y Remo, tan conocida y vista por todos. Si no entráis a los Museos, hay una replica en la esquina que lleva al foro romano.
Nosotros como todavía nos queda mucho que ver y los museos no es algo que nos apasione a ninguno de los dos, continuamos paseando hasta llegar a una de las plazas más impresionante de Roma, la Plaza Venecia. Si algo destaca en esta plaza, sin duda es la enorme estatua de mármol blanco de Il Vittoriano, el cual se comenzó a construir en 1885 para conmemorar la unificación italiana. Para nosotros, sin lugar a dudas, una de las plazas que más nos impresionó.
A un lado de la plaza, encontramos los Foros de Trajano, Augusto, Nerva y César, también conocidos como los Foros Imperiales. Aunque en 1933 quedaron sepultado por Mussolini, se han desenterrado gran parte de ellos.
Se acerca el mediodía y los estómagos empiezan a pedir un bocado, así que comienza la búsqueda de donde comer! Buscando por las distintas calles, encontramos la Chiesa di Sant Andrea della Valle, así que aprovechamos para hacer alguna foto.
Parece ser que no nos acostumbramos al horario de aquí. De nuevo, llegamos a comer cuando ya solo quedan las «sobras». Así que es lo que toca… algunas piezas de pizza (muy buenas por cierto) y a seguir caminando!
Esta llegando el fin de nuestro viaje, y todavía no hemos visitado una de las plazas más bonitas de Roma, si no se trata de la primera en la lista. Correcto! Seguro que lo habéis acertado! Se trata de la preciosa Piazza Navona. A lo largo de esta plaza encontraréis vistosas fuentes como la Fontana dei Quattro Fiumi, la del Nettuno y la del Moro, palacios barrocos y una gran variedad de artistas y vendedores callejeros.
No muy lejos de aquí, esta la estatua del Pasquino, una estatua parlante donde en el siglo XVI comenzaron a colgarle del cuello mensajes satíricos contra los personajes públicos.
Aprovechando la cercanía y que el primer día lo vimos ya de noche, nos acercarnos de nuevo hasta el Panteón de Agripa. Este templo, a pesar de sus 2000 años de antigüedad, se trata de uno de los edificios antiguos mejor conservados de la ciudad.
Lo más impresionante de este, es su monumental pórtico de entrada y el oculus; un agujero de 8,7 m de diámetro del centro de la cúpula. Este último, ha permitido que se considere el logro arquitectónico más importante de los romanos.
Estamos tan cansados… pero a la vez no queremos parar de pasear por todas y cada una de las calles de Roma. Y es que cada rincón te sorprende. De esta forma llegamos hasta Isla Tiberina, considerada una de las más pequeñas islas habitadas. Para llegar hasta aquí, cruzamos el puente más antiguo de Roma, Ponte Fabricio, del 62 a.C
Se hace ya de noche y todavía nos queda por visitar una de las plazas más concurridas de Roma. ¿Adivináis cual?
De camino hacía allí, pasamos por la Chiesa del Gesú, la iglesia jesuita más importante de Roma. Su fachada a la vista está que es bonita, aunque su interior impresiona más, en especial los frescos del techo. Son impresionantes, aunque tal vez algo más de luz no iría mal para apreciarlos mejor.
Llegamos a Campo de Fiori, famoso por su mercado de día y por sus bares de copas de noche. A pesar de la actualidad, en el pasado fue aquí donde durante siglos se llevaron a cabo las ejecuciones públicas.
Ya entrada la noche, aprovechamos para cenar y reponer fuerzas antes de visitar la última parada del día. Solo nos faltaba por ver de noche un punto de Roma, y ese era el Vaticano. Subiendo Corso Vittorio Emmanuele llegamos al Puente de Sant´Angelo y al Castillo, donde con las luces toman un color especial.
Al fondo, destacando en el horizonte vemos la Basílica de San Pedro. Aprovechando las fechas navideñas, la plaza tenia un portal de Belen bajo el obelisco, con villancicos de fondo. Sin duda, la mejor forma de terminar el día.
Por lo que veo le sacasteis el máximo provecho a la capital italiana.
A mí me encanta Roma, siempre que voy tiro una moneda a la Fontana de Trevi para poder volver 😉
Madre mía! Un día súper bien aprovechado! Nosotros aprovechamos también para subir al Vittorio Emmanuelle II que tiene unas vistas espectaculares! Ains qué ganas de volver!! Seguiré todos vuestros relatos de este viaje!
Si si, aprovechamos los dias al 100% jeje Seguro que en un futuro volveremos, nos encanto la ciudad!
En Roma yo creo que es imposible hacer una ruta tranquila, al final con tanto que ver siempre acabas haciendo rutas maratonianas. Este verano la visitaremos por segunda vez y vamos a intentar tomárnoslo con más calma porque la primera hicimos una ruta similar a la vuestra durante varios días y acabamos necesitando unas vacaciones para descansar de las de Roma 😛
Pero mira que es bonito Roma, hay tantas cosas que ver!!! Tengo ganas de volver.
Bonita entrada!
Un abrazo
Carmen