
Hoy dejamos de lado los nuevos destinos para contaros una experiencia que vivimos hace ya 2 años (y de paso intentar animaros a probarlo aunque sea una vez en la vida).¿Queréis saber de que se trata?
Todo empezó cuando encontramos una oferta de la empresa «Verticalia» que nos llamó la atención. «¿Y porque no lo probamos? Seguro que es increíble la experiencia» Así pues, ni cortos ni perezosos, no nos lo pensamos dos veces. Íbamos a hacer puenting!!!!
Llegó el día de ir a Murillo de Gallego, en la provincia de Zaragoza, y los nervios estaban a flor de piel, pero al mismo tiempo teníamos unas ganas inmensas de lanzarnos. Cuando llegamos al puente desde el que minutos más tarde nos tiraríamos, podéis imaginar que es lo primero que hicimos … por supuesto! asomarnos para ver la altura que había. Y todos reaccionamos de la misma manera: «Guauuu»
Viendo como se lanzaban otras personas, no hacía otra cosa que aumentar nuestros nervios, pero al final llegó nuestro momento. Primera en lanzarse fui yo (Sara) y más tarde le tocaría el turno a Fran.
De repente te ves en el borde del puente, a pocos segundos de tirarte. Ahora sí que ya no había vuelta atrás. ¿Un consejo para estos momentos? Tener la mente en blanco y no pensar. Lanzarte sin más.
Y en el momento en que te dejas caer, es inexplicable lo que se siente. Todos los nervios que tenías acumulados se convierten en adrenalina. Te sientes liberado y lleno de energía. Fue una experiencia que nos encantaría repetir, aunque ahora aspiramos más alto: paracaidismo por ejemplo 🙂
Uff siempre se ha dicho que la sensación de caída del puenting es superior a la del paracaídas. Nos quedamos con ganas de hacerlo en las cataratas victoria… La clave debe ser hacerlo sin pensar mucho como bien decís jeje. Un saludo
Ay ay ay con lo miedosa que soy a las alturas (pero curiosamente viajar en avión no me da miedo)… creo que a la hora de estar en el puente no me echaría hahaha
Saludos!
Qué pasada¡¡¡¡
Yo no sé si me atrevería jiji
Yo lo hice desde una grúa en la expo universal de Sevilla (qué lejos queda) Recuerdo que el chico me dijo que contaría hacia atrás y cuando llegase a cero yo saltaba, pero tuvo que gritarme tres veces cero. Fue una experiencia increíble, después no me quité la sonrisa de la cara en todo el día. Hace poco lo recordaba en uno de mis blogs, hablando de no dejar pasar las oportunidades, porque hoy en día ya no podría hacerlo. Os dejo el enlace por si os apetece leerlo: http://cronicasdeunaenfermacronica.blogspot.de/2016/01/mi-proposito-de-ano-nuevo-no-dejar-para.html
Desde un puente y en plena naturaleza debe molar aún más, por las fotos parece que estabais en un sitio precioso.
Guau desde una grúa Es otro tipo de salto y la verdad que nos lo hemos planteado también más de una vez. Desde luego, cuando vas a saltar, la clave es no pensar porque sino..no saltas jeje Hemos leído tu post y la verdad para no ser premeditado, vaya experiencia! Hiciste muy bien Esther. Admiramos tu decisión. Ya se sabe: "No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy". Un abrazo!