Praga, la capital checa, la ciudad de las 100 torres, esa ciudad que tantas ganas teníamos de conocer. Al fin llegó el día. Amanecemos bien temprano como solemos acostumbrar en todos nuestros viajes. Durante este primer día teníamos pensado descubrir el barrio judío de Praga y algunos de los puntos más emblemáticos de la ciudad. ¡Comenzamos!
Tenemos la suerte que nuestro alojamiento se localiza muy cerca del centro, tal y como os contamos en el post de datos prácticos. Así pues, salimos a primera hora de la mañana y tras escasos 2 minutos andando por la orilla del río Moldava, nos topamos con el primer punto de interés que muchos de vosotros habréis visto en fotografías de la ciudad. Se trata de la Casa Danzante, construido en 1996, nos llama la atención sus líneas curvas, pero sobretodo nos sorprende lo bien que encaja con sus edificios vecinos.
Seguimos paseando por la orilla del río. Nos sorprende ver cada uno de los edificios que nos acompañan en este paseo, a cual más hermoso. Enormes, majestuosos, impresionantes…
Pronto llegamos al lugar más emblemático de Praga, y a medida que nos vamos acercando a el, vamos entendiendo porque. Estamos ante el puente de Carlos. La torre del puente de la ciudad vieja, nos da la bienvenida a uno de los puentes más bellos que hemos visto nunca.
Este puente que vemos hoy en día, se completó en 1390 aunque no tomó el nombre de Carlos hasta el S. XIX, ya que hasta entonces simplemente se hacía llamar como el puente de Piedra. Aunque actualmente no se permite el tráfico sobre el, no siempre fue así. Hasta la II Guerra Mundial aguantó el tráfico rodado durante nada menos que 500 años!
Todavía es temprano, sin embargo el puente se empieza a llenar ya de turistas y artistas callejeros a ambos lados del puente.
Si paseáis a lo largo del puente, veréis que algunas de las muchas estatuas que hay están algo desgastadas. Es el caso de San Juan Nepomuceno (octavo grupo escultórico a la derecha). La figura del perro está bastante desgastada ya que según lo que se dice, quién lo toca vuelve a Praga, y a nosotros con lo que nos está gustando esta ciudad, no vamos a ser quien no lo toque, por si acaso…
Lo mismo ocurre con un pequeño atril con 5 estrellas que encontraréis en el puente. Según se dice, hay que tocar cada una con cada dedo de la mano y a la vez pisar un botón que se encuentra en el suelo. En ese momento, si pedís 5 deseos, uno se os hará realidad. Nosotros de momento tenemos que decir que sigue sin hacerse realidad ninguno de ellos..
Si llegamos al otro extremo del puente, encontramos dos torres. La más alta de ellas alberga una exposición aunque si por algo merece su visita son por las vistas desde arriba.
Volvemos sobre nuestros pasos para adentrarnos en el barrio Stare Mesto. Sin ninguna duda, el punto clave de esta zona es la plaza de la ciudad vieja, así que allí que nos dirigimos. Llegamos a la plaza que tantas veces habíamos visto por fotografía y que tantas ganas teníamos de conocer, y tal como nos la esperábamos; mires donde mires, es preciosa.
El Ayuntamiento viejo, el cual fue fundado en 1338, está presidido por una alta torre. Pero lo más sorprendente de aquí, es su espectacular reloj astronómico cargado de un simbolismo que merece la pena pararse unos minutos a analizar.
Cada hora en punto, podréis encontrar gran cantidad de turistas bajo el reloj para disfrutar de su peculiar actuación. Tan solo dura 45 segundos, pero merece la pena acercarse allí en ese momento para descubrir el reloj en plena acción.
Otro punto clave de la plaza es la iglesia de Tyn, sobretodo por sus característicos chapiteles góticos del S. XV. Nosotros cuando llegamos estaba cerrada, así que no podemos opinar de su interior.
No es la única iglesia que se encuentra en la plaza de la ciudad vieja. Otra de las iglesias que se localiza en esta plaza, es la iglesia de Santiago.
Muy cerca de la plaza de la ciudad vieja, encontramos el barrio judío. Paseando por este barrio que tanta historia tiene, encontraréis una serie de sinagogas (algunas de ellas actualmente se han reconvertido en museos donde explicar algunas partes de las vidas de los judios que allí habitaron). Sin embargo, alguna de ellas como la sinagoga española, esconde una gran belleza en su interior. Para poder acceder, podréis comprar un billete combinado que os dará acceso a todas ellas.
Nosotros elegimos la ruta corta que te permite el acceso a la sinagoga Pinkas, Klaus, Maisel, sala ceremonial y la preciosa sinagoga española que os mostramos en la foto.
Algo que también nos gustó de la visita por el barrio judío es el antiguo cementerio que se encuentra detrás de la sinagoga Pinkas. Este es el camposanto judio más antiguo que queda en Europa. En el se respira un ambiente algo extraño por encontrarte rodeado de aproximadamente 12.000 lápidas amontonadas. Pero eso no es nada, ya que bajo nuestros pies hay alrededor de 100.000 tumbas distribuidas en capas por la falta de espacio. La piel de gallina..y no es para menos..
Terminamos con nuestra ruta por el barrio judío y nos dirigimos a comer. Con lo que nos gusta a nosotros probar la gastronomía de cada país!! En el post de datos prácticos os contamos donde comer y que comidas son las más típicas. Terminamos de comer y seguimos paseando por las monumentales calles de la capital, y es que cualquier edificio que vemos merece una fotografía.
Mientras paseamos, nos vamos dirigiendo al norte de la ciudad. La idea es cruzar el río Moldava para acabar el día disfrutando de unas de las mejores vistas de la ciudad desde lo alto de los jardines Letna. Es un agradable paseo muy frecuentado por praguenses haciendo deporte y turistas yendo a disfrutar de las vistas del río con sus puentes.
La mejor forma de terminar nuestro primer día en Praga, la ciudad de las 100 torres.
2 comentarios de “Un paseo por el corazon de praga”